sábado, 27 de septiembre de 2014

La adicción a la tecnología

“Es útil”


Cuando alguien desea satisfacer una necesidad, como escuchar música, comunicarse con otros para cosas muy puntuales o conocer las recomendaciones de lo que está en la cartelera del cine, cientos de aplicaciones se muestran como disponibles en los dispositivos digitales para satisfacer este tipo de urgencias. La oferta de hoy en día es casi ilimitada cuando se trata de estos temas, y lo que hace el usuario “común” que decide ingresar a los “mercados” de aplicaciones es simplemente escoger la que le resulte más atractiva y finalmente más útil y práctica.


En este estadio, el usuario descarga aplicaciones por su funcionalidad, porque de alguna manera u otra le simplifican la vida. Hasta ahora se trata de personas que siguen teniendo una vida social y personal saludable, y que utilizan sus dispositivos y aplicaciones con objetivos precisos y bien definidos en el tiempo, sin que su eventual pérdida u olvido en la casa signifique mayores complicaciones.


“¿Dónde lo dejé?”


En el siguiente estadio hacia la adicción a las nuevas tecnologías una patología ya está categorizada aunque parezca muy inofensiva: se trata de la Nomofobia (‘No Mobile Phone Phobia’). Si por alguna razón existe una separación temporal del usuario con su dispositivo, éste experimenta una necesidad implacable de estar conectado pues siente miedo de haberlo extraviado. A este estado se llega cargado de inseguridad e incluso de pánico, al creer que el objeto ha sido perdido para siempre y que no se le volverá a tener. Esta patología es una de las más comunes, tanto, que psicólogos de la Universidad de Génova, en Italia, han pedido formalmente que se incorpore la Nomofobia a la quinta edición del “Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales” como una enfermedad en la que una persona experimenta emociones de miedo y angustia al sentir que ha perdido su teléfono celular.


“¿Sonó? ¿Vibró?”


Cuando después de una “gran cita” el miembro de la pareja que ha prometido llamar no lo hace, el otro se queda esperando, permanece atento, en vigilia. Una patología que puede revelarse en estos casos es el llamado “Síndrome de la llamada imaginaria”: una breve alucinación en la que se percibe que el teléfono ha sonado, cuando en realidad no lo ha hecho. Estudios revelan que 70% de los usuarios de teléfonos celulares en el mundo ha sufrido de este síndrome aunque sea una vez en su vida. Y muy similar a éste se encuentra el “Vibranxiety”: la ansiedad del usuario en espera de que el celular emita vibraciones indicando la llegada de nuevos mensajes o llamadas.




Agradecemos a Jiancarlos Bustillos

Fuente: http://bit.ly/1gLAuWp

0 comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario ;)

ba