Los orígenes de la trofología no están muy claros. Algunos sitios ‘web’ se refieren a ésta como una “pseudociencia” sin estudios comprobables. Mientras que otros sugieren que se trata de una rama de la nutrición que tiene su origen en la Grecia antigua. Si bien puede asociarse a una corriente del vegetarianismo, hay quienes afirman que está basada en la medicina naturista, mientras que para otros es simplemente una filosofía de vida. En cualquier caso, los puntos de coincidencia se hallan en la suposición de que la correcta combinación de alimentos se traducirá en una mejoría de los procesos digestivos y por tanto, en salud.
La trofología hace énfasis en la variación del menú diario y en el consumo de alimentos crudos, sin procesar o con técnicas básicas de cocción (al horno, al vapor). Pero así como no hay comunión entre los datos que expliquen su origen, tampoco hay consenso con respecto a toda la gama de alimentos que cubre.
Algunos regímenes basados en la trofología excluyen la leche, mientras que otros la integran. Lo mismo sucede con las carnes. En todo caso, existen criterios comunes con respecto al consumo o no de ciertos alimentos, como el azúcar refinada, que consideran debería evitarse a toda costa, o los vegetales y frutas crudas, cuyo consumo alientan.
Para esta disciplina, la mala combinación de alimentos genera sub productos tóxicos dentro del organismo, lo que se traduce en una digestión ineficiente, malestares y dolencias, que a largo plazo podrían ser causantes de enfermedades. La trofología no se vende a sí misma como una dieta, sino como una práctica que ayuda a mejorar la salud y calidad de vida de quienes la ejercen, ayudándolos no solamente a elegir los alimentos sino las cantidades y momentos para consumirlos.
Agradecemos a Jiancarlos Bustillos
Fuente: http://bit.ly/1gLAuWp






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