En los últimos años de la Segunda Guerra Mundial, mientras los aliados luchaban por liberar a Europa de la ocupación alemana, en los hospitales de campaña existía una gran demanda de morfina.
Cuando se terminaba la existencia, las operaciones se realizaban sin anestesia. En aquel momento Henry Beecher, un anestesista estadounidense, se preparaba para intervenir a un soldado con heridas terribles. Estaba preocupado: sin morfina, la operación no solo resultaría extraordinariamente dolorosa, sino que podría inducir un shock cardiovascular de consecuencias fatídicas. Pero entonces ocurrió algo que cambiaría profundamente la actitud de Beecher ante la medicina para el resto de su vida. En medio de su desesperación, una de las enfermeras inyectó al paciente una inocua solución salina. Para sorpresa del anestesista, el paciente se tranquilizó de inmediato. Al parecer, el soldado no solo sintió muy poco dolor durante la operación, sino que no tuvo ningún problema cardiovascular. Daba la impresión de que el agua salada podía resultar tan eficaz como cualquier potente analgésico del arsenal médico. En los meses siguientes, cuando las existencias de morfina escasearon, Henry Beecher repitió el truco, y funcionó. Después de la guerra, Beecher regresó a Estados Unidos convencido del poder de los placebos y reunió a un grupo de colegas en torno al estudio de este fenómeno en la Universidad de Harvard.
¿Qué es el efecto placebo?
- Según el Diccionario de la Real Academia Española se puede definir como “sustancia que, careciendo por sí misma de acción terapéutica, produce algún efecto curativo en el enfermo, si éste la recibe convencido de que esa sustancia posee realmente tal acción”.
- Etimológicamente placebo significa “yo complaceré” en latín. Medicamento prescrito o administrado para complacer a un paciente.
- Un placebo es una sustancia farmacológicamente inerte que es capaz de provocar un efecto positivo a ciertos individuos enfermos si éstos creen o suponen que la misma es, o puede ser, efectiva.
- Un placebo puede ser definido como una intervención diseñada para simular una terapia médica, la cual no tiene un efecto específico para la condición en que está siendo aplicada. Es decir, corresponde a un procedimiento o intervención que no tiene un efecto fisiológico ni bioquímico sobre la enfermedad o condición en estudio.
Cuando un paciente acude a consulta recobra la esperanza de curarse o aliviarse de su sufrimiento, la motivación para actuar en el control de las causas de su enfermedad y en sus síntomas. Así pues, la respuesta al placebo puede ser determinada de un modo importante por el simple hecho de encontrarse en tratamiento. La incorporación a un protocolo de investigación significa ser sometido a una evaluación completa, tener la oportunidad de hablar sobre el malestar, recibir una explicación del mismo, ser examinado por un terapeuta experto y por un equipo con experiencia y recibir un tratamiento plausible, lo que infunde expectativas de mejoría, entusiasmo y una visión positiva. El contacto entre el equipo de investigadores y el paciente puede tener por sí mismo un efecto terapéutico. Por lo tanto, el empleo de placebo no significa que no se esté administrando un tratamiento, sino que se está proporcionando un tratamiento no específico, lo que podría explicar el éxito en algunos grupos de pacientes de terapias alternativas.
Cabe destacar que en la actualidad, la administración de placebos de “forma deliberada” queda reducida a los campos de investigación y bajo estrictas reglas bioéticas.
Agradecemos a Jiancarlos Bustillos
Fuente: http://bit.ly/1gLAuWp






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