El Doctor Michael Mosley, creador de este régimen, explica lo “natural” de este método en su libro “Fast Diet”, el cual publicó luego de una extensa investigación sobre el tema del ayuno. Mosley llama la atención sobre los intereses comerciales que han llevado a la población a un consumo excesivo de alimentos, y lo ejemplifica con el reino animal: muchas especies se alimentan solo dos veces al día, pero cuando son trasladadas a granjas, donde deben ser engordadas para mayor provecho, reciben más raciones durante un mismo periodo.
La efectividad del ayuno intermitente, explica Mosley, está asegurada siempre y cuando se acompañe de una rutina de ejercicios, preferiblemente si se trata de un entrenamiento con pesas que actúe específicamente sobre los músculos. Si no se incluye un plan de entrenamiento físico determinado en la rutina diaria, y se practican ayunos muy prolongados, es posible que se desarrolle atrofia muscular, cuando la masa de los músculos disminuye por ser convertida en fuente de energía para el cuerpo, y no se usa para ello la reserva de grasa.
Quienes promueven el ayuno como mecanismo para la pérdida de peso o estilo de vida explican que ello no tiene por qué afectar el rendimiento físico. Sin embargo, al igual que otros regímenes alimenticios, el ayuno intermitente debe adaptarse poco a poco a la rutina porque mientras el cuerpo se acostumbra a la falta de alimento, reacciona y busca la reserva necesaria, pueden presentarse, durante los primeros ayunos, malestares de cabeza, debilidad o mal humor.
Agradecemos a Jiancarlos Bustillos
Fuente: http://bit.ly/1gLAuWp






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