Nuestra idea del éxito es lo que nos hace felices o infelices
La idea que sostenemos sobre el bien y el mal limita nuestra relación con la felicidad. De este modo, como en muchos otros casos, nuestra forma de pensar tiene un impacto directo en nuestras experiencias vitales. Dirige, sin que seamos conscientes, la visión que tenemos del mundo, nuestra personalidad y las emociones. Uno de los patrones de pensamiento más limitantes a la hora de conseguir nuestras metas, deseos y anhelos más profundos, es nuestra idea del éxito. Como muchos de nuestros actos intelectuales, esa percepción ha sido creada y fomentada por nuestras experiencias anteriores, nuestro marco social y nuestros temores más profundos.
Cuando un deseo surge en Nosotras, inmediatamente después de pasarlo por la centrifugadora de nuestro cerebro se manifiesta la necesidad de juzgarlo. Lo etiquetamos en la categoría de “bueno”, o lo escondemos en el saco “malo”, según nuestra ética pensante y sus influencias más próximas. Ese juicio continuo con el que oprimimos nuestros sueños o anhelos no es real. Está contaminando por una experiencia previa, por un análisis superficial, por unas reglas o dogmas sociales determinados y así termina influenciando especialmente nuestra relación con el triunfo en cualquier campo.
El éxito está sometido en casi todas sus variables a una sospecha continua. La tendencia a pensar que quien lo consigue lo ha hecho de forma “dudosa”, no es más que otra muestra de nuestros erróneos juicios e ideas infundadas sobre el bien y el mal.
Nos llevan a creer que nuestra actitud conformista es realista, porque el esfuerzo, el sufrimiento, la lucha diaria a la que nos sometemos para conseguir pequeños premios de consolación, lleva la etiqueta “bien”. En cambio el triunfo en cualquier ámbito, nos chirría. Tememos al éxito ya que hemos aceptado que ese rol “posiblemente negativo” es verdadero. El efecto directo de esa idea cae sobre nuestros talentos, que se ven relegados, no estimulados y terminan convirtiéndose en algo superficial y carente de importancia.
Hay que saber deshacerse de estos juicios erróneos y saber valorar nuestros triunfos y nuestros pasos en el ámbito profesional, ya que son fruto del esfuerzo.
Imágenes: Huffington Post, Fashions Cloud, The Future of Ink
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